De ella nació el mundo,
Forjándose el hijo del sol,
Cabrían mil almas dentro de la suya,
Adoro las mariposas que vuelan en su mirada enamorada.
Son grandes sus ojos que miran atentos
El trigo que crece dorado en su piel,
Cantándole al viento, satura su espíritu
Y atrapa la luna con su corazón.
Le pide que brille para todos sus hijos,
Y en su lucha diaria espera estoica,
La llegada de la paloma que promete paz
Da vueltas la vida, y en su carrusel de tiempo
La gira y la gira...
Sus manos aprietan valor y cansancio
Su frente en alto, sus pies en el barro,
Caminan despacio, atrás, siempre atrás
No temas, susurra, y en la oscuridad su abrazo,
La luz de su abrazo!
A veces parece su sombra dejarla,
habitando el dolor de un amor que se aleja
Y todos los astros dándole la espalda
Penumbra asesina de sueños y encanto.
Sin duda está hecha de fuego y agua su alma,
Quema cuando ama, y corre hacia el mar, entre lágrimas,
Cuando se apaga...
La historia la esconde entre hojas caídas
Inspiradora, testigo, culpable y víctima
ingratos que la aplauden con la misma mano que la tachan,
son tantos los sueños que aún duermen despiertos
buscando ser hechos de tiempo y espacio.
Sor Juana aún grita hombres necios!
Magdalena llora tendida en el sepulcro
María serena lleva a sus hijos a la cruz
Y ningún ángel explica porqué.
En cada mujer late el universo
Y es por eso que resiste después del después.
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