jueves, 30 de septiembre de 2010

libertad

Aprendí que la libertad es la posibilidad de mutar en formas diferentes cada momento, porque cada momento es único, porque cada momento es mío, y el cambio hace perder el miedo al miedo, y realzar las ganas por sobre lo incierto.

* Carta escrita al presidente Néstor Kirchner en el año 2003 por una joven de 24 años. ¿Qué ha cambiado?

Buenas tardes Sr. Presidente de la Nación, o a quien corresponda de mi mayor consideración.



Me dirijo a Ud. con fines estrictamente personales, pero que intentaré demostrarle involucran a toda una generación de jóvenes, los jóvenes de su país.

Bien, vengo de aquella época renovadora en que parecía levantarse un país después de años oscuros, lacerados… sí, me refiero al año `83, si bien nací en el `79, mi memoria nació con esa democracia incipiente. Mi primer recuerdo es la imagen de Alfonsín en la pantalla de televisor color que hacía poco había llegado a casa. Papá orgulloso le sacaba una foto a esa imagen, y falté al jardín para festejar el triunfo, para papá era el triunfo radical, para mí el orgullo de ser argentina. Con ese énfasis empecé a forjar mis primeros pasos vitales, creyendo que si así comenzaba mi historia, el futuro me otorgaría seguridad, pasión, claro... No lo racionalizaba, tan sólo lo sentía.

Con el correr del tiempo fui aprendiendo que levantar una bandera no me hacía argentina, que el terror de un pasado, que no viví, existía. Y si bien, no recorrí los años 70, me tocó correr los 90. Década frívola si las hay. Pero la pasión de mis 4 años gritando por la primera elección democrática que vivía no se iba de mí. Sabía que los años 90 no eran míos, que quizás debí nacer mucho antes, pero estaba ahí. Y debía pasarlos.

Pasé los 90. Llegué al 2000, renovando todas mis esperanzas de un futuro mejor, cerrando mi carrera de comunicación social, apostando por mis ideales, mis sueños, el compromiso de ser yo, y darme por completo a una sociedad por la que sentí siempre vivir. Crudamente, mi título lo recibí después del quiebre del 2001. Lloré. La búsqueda de trabajo con tan solo 23 años fue tortuosa. Denigrante. Me pasaba a mí, y a tantos otros con quienes nos cruzábamos en nefastas entrevistas dónde nos pedían experiencia, que jamás tuvimos, porque estudiábamos, y para “bancarnos” quizás

dábamos clases particulares, participábamos de tareas sociales, cuidábamos niños, en fin… nos la rebuscábamos. Algunos contamos la suerte de tener el apoyo económico de nuestros padres, otros no.

Yo me creía ya fuera de tiempo, con tan solo 23 años. Mi mirada envejeció. El horizonte era oscuro, incierto, la realidad fragmentada, las relaciones personales quebradas, nada parecía durable… los ideales se esparcieron en un espasmo de desidia de toda una clase política.

Quizás Ud. no sepa Sr. Presidente lo que vive un joven hoy en su argentina, quizás no sepa lo que cuesta conseguir un trabajo estable, formar una familia, proyectarse al futuro, planificar más allá de un mes la propia vida.

Todo es inestabilidad, incertidumbre, desigualdad. Somos una generación de huérfanos, y no por no tener padres, sino por no saber cual es nuestro camino; y lo que es peor, si realmente hay un camino.

Amigos que se suicidan, otros que lo intentan, algunos perdidos en rincones sin alma, así andamos, descalzos, solitarios, callados. Porque nadie se pregunta que hay más allá de tanto ruido, de tanta noche, de tanto vino.

Yo quería volar... trabajar duro, amar mi patria, luchar por ella…y aún lo quiero. Soy profesional, me espacializo realizando una una diplomatura; sin embargo trabajo en una empresa multinacional de telecomunicaciones, un "call center", algo así como un reservorio de calamitosa linguística e insufribles interacciones, escuchando los reclamos de tipos como usted que se infartan si el celular no les funciona ( nunca habia yo tenido uno hasta ahora ), y no me quejo. “Es lo que hay” se rumorea, y se transforma tristemente en un lema. Sepa Dr. Kirchner, ese es lamentablemente el aire que respiramos, o más bien la falta de aire que nos asfixia.

La imposibilidad de muchos de realizarse, por no decir de sostenerse, es algo estructural en la argentina de nuestros días.

No importa quien es responsable, porque “todos somos juez y parte”.

Sólo quiero que UD. como líder de nuestra nación, de nuestro pueblo, esté al tanto que si su generación, dolorosamente lo digo, es una generación de desaparecidos, la mía corre el riesgo de ser una generación de muertos vivos, que caminan sin rumbo, sin alas, llevando consigo toda la anomia, el desamparo, el cortoplacismo, la soledad de una sociedad que no se reconoce a sí misma como tal.La falta de autoestima social de la mayoria de mis compatriotas es notoria, y tendrá serias consecuencias para el futuro de una ciudadanía con aspiraciones de forjar el "bienestar público".

Ya no hay tiempo de retroceder, ayúdenos a mirar para delante. Queremos ser, no sólo estar.

Por último, no pretende esto ser un alegato a mi favor, sino un grito de alerta sobre nuestra realidad. Somos nosotros quienes estaremos al frente en pocos años, no permita otra brecha generacional, no más ausencias, no más muertos, estamos vivos, y esperamos mucho de usted para poder dar mucho de nosotros.





Sin más, saludo a Ud. atte.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Iluminaciones diarias

Iluminación:

Ejercicio diario cuyo efecto es el alejamiento de personas opacas que bloquean el paso de la luz, y su respectivo movimiento ondulatorio, energía que no progresa, sino que es perturbación de una onda a otra,desplazándose poco alrededor de su posición de equilibrio... no temamos a esas personas, como ven... se mueven poco.-