viernes, 22 de noviembre de 2013

Caminaste por ahí?

Qué decir, que afronté uno de los mayores miedos del ser humano,
la soledad,
que me sumergí en las oscuridades más profundas de mi vida,
que ahí caminé, que ahí morí.
Qué decir, que no hay otra posibilidad que la de buscar la paz,
y habitarla,
que la ética de la convicción es la única ética,
que aunque esté equivocada es la propia esencia,
y no es natural ir contra uno mismo.
Que la contradicción provocada por residir en otra vida me hacia extraña, no pudo más que derrocarme,
que fue necesario el derrocamiento para construirme
desde mi propio fondo,
desde mi propio origen.
Qué decirte, que amar es bello pero no siempre bueno,
que el amor para uno es menor que el amor para todos,
que debía elegir,
que sentía mi lugar en otro lado.
Qué decirte, que la vida de a dos puede se el camino para algunos,
pero la vida con todos debiera ser el camino de muchos.
Qué más decir, que la felicidad no es más, ni menos,
que estar en paz con uno mismo.
Qué decir cuando ya no hay nada para decir,
sólo queda hacer,
sólo queda seguir.
Porque volver a empezar, a veces,
es retomar la senda que una vez supimos dejar,
quisimos olvidar.
Intentamos olvidar.
Porque bajo esta perspectiva de la felicidad
sólo se ama cuando se es feliz,
sólo se es feliz cuando hay paz.
Coincidencia entre lo que deseo y lo que pienso,
Nada más.
Los ruidos son sabios cuando vienen de adentro,
hay que conocerlos y darles lugar.
y las voces que desde afuera claman para  conformarte al estado de las cosas actuales son sólo distracción,
vendas en el alma que  sirven para tumbarte al peor de los vacíos,
el de la seguridad.
Qué decirte, corazón,
que amarte será para siempre,
desde cerca o lejos,
pero que hoy debo marchar.


Almas como la mía

Es que hay almas como la mía
que no hallan el par en par
que en búsqueda constante
sólo aprender a no encontrar.
Si quererse es cosa de dos
dónde el mío, dónde está.