martes, 12 de abril de 2011

Presente del Infinitivo

Esas madrugadas húmedas
del naciente enero…
Sorprende la voz de un tiempo joven
de primeros amores, temblores.
Estaba yo en la iglesia de cantores entonces
esperando a la lluvia cesar
para volver a casa,
donde la cama antigua de una vieja tía
y el olor a vida ordenada sin reglas me aguardaba.
Espera que se pretende larga y eterna
cuando el tiempo del aquí y ahora es el único posible,
el único necesario.
Ahí me quedo en suspenso,
deseando que no acabe.
Y sigo buscando mi turno de antaño
para el mate amargo que se escapa de las manos.
Es que me parece sentir esa brisa ahora,
despidiendo la trasnochada
con historias de otra era,
lejanas a esa adolescencia febril, intensa,
que colma de infinitivo
la noche mojada.
Extraño la frescura del aura demorada adrede, con ganas,
en la ronda de primos hermanos, hermanos, primos,
lugar de sueños de a poco
Y vida de  golpe.
Amaba mis días de campo.
Añoro el grito alegre, alocado.
Y ahora que cuento recuerdos,
amaso la vida con calma.

1 comentario:

  1. bellisima poesia, cerrando los ojos es como revivir relatos de aquel pueblo mágico! "...Ahí me quedo en suspenso,
    deseando que no acabe..."

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