viernes, 1 de octubre de 2010

Te vi

Te vi en el limbo de tus ideas
zozobrando uno que otro pasado,
me caí en tu verborrea
y en le laberinto de tus ganas.
Con el alma desnuda y un poco de esperanza,
dando un paso en el olvido y otro en mi nada,
desgarrándome tu indiferencia
maltrataste mi entrega sincera.
¿Dónde ha ido tu ternura?
¿Dónde abandonaste tu alma?
¿Es que sólo queda sombra en tu mirada,
y exceso de adiós en tu manera?
¿Cuánto tiempo más
pretendés que aguarde en tu espera?
¿No es acaso ocho vidas demasiado
para una misma lágrima?
Mi corazón está débil, ávido de amor
¡No más pérdida!
Abraza el riesgo de amarme
O deshabitame para siempre.
Tu existir es la certeza
más terrible que me pesa.
Descubrirte en el fantoche de tu vida
aliciente de lo inevitable.
Coexisto con tu imagen, esa que era mía,
la misma que se fue.
Y en el laberinto del destiempo
te desprendo de mí
y te veo desde el crepúsculo de la historia.
Estás ahí, quieto, como queriéndome amar.
Al rozarte mi mano
se deshace tu cuerpo, sopla el tiempo.
Te vas....
En la cárcel de tu propio sentido
se encierra el deseo que nunca vendrá.
Yo en mi alma, mi alma sin mí,
el aire es el mismo para ambos.
Y el mundo comienza donde dejas de existir,
en el preciso instante del momento fugaz.
Un mundo no alcanza para los dos

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