Apariciones súbitas de un alma
que buscan aferrarse a la hora presente
y ahí todo lo dejan, todo lo pretenden.
En un laberinto de sentidos
se mezclan tus labios con mi piel
tu rostro es la imagen más pura que he visto.
Tus ojos me invitan a amarte
en su fugaz abrir y cerrarse…
mientras tu vuelo remonta mi espíritu
hasta la ensoñación.
Y te elevo al crepúsculo de mi intimidad
donde sólo yo me atrevo a llegar,
etéreo te vuelves muy dentro mío.
Jugando a tardarnos para no regresar más
olvidamos en la cuesta una parte de cada uno.
Ya sabrá el tiempo cómo hacer
para devolverme tu aroma a madrugada
y en un domingo cualquiera
mostrarme tu imagen otra vez.
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